¿Qué dicen de usted en su ausencia?

La primera experiencia de marca, la más básica, la más sencilla que suelo poner como ejemplo a mis clientes en consultoría o entrenamientos es: aquella conversación entre las dos personas que se quedan en casa luego de que usted ha cerrado la puerta.

Es real: pocas veces los demás nos dicen descarnadamente lo que sienten, creen o piensan en relación con la experiencia de tenernos cerca y ello es un gran obstáculo para poder tener un punto de partida, conocernos, re-conocernos, evaluarnos y tomar medidas para poder encausar o potenciar nuestra marca personal en la línea de los propósitos o la misión que tenemos en este mundo.

 

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La marca se define como esa experiencia multisensorial que tienen las personas que nos rodean y a partir de la cual establecen un clima relacional que conduce a las decisiones cotidianas que toman y cuyo resultado podría tener un impacto directo en nuestros propósitos. No se trata de una búsqueda enfermiza de aprobación, nada más distante y ajeno a la utilidad, practicidad e inteligencia del concepto; por el contrario, la marca personal y más cuando esta se relaciona con un ámbito de poder, requiere desarrollar un criterio de coherencia y consistencia imperativo, pues el margen de exposición a herramientas como las redes sociales, los medios de comunicación, eventos y la calle misma; hacen insostenible esos mitos de imagen que teníamos en el pasado como es el caso de los Papas, los primeros ministros e incluso ciertos jefes de estado que procuraban la menor exposición pública posible y cuando esta se realizaba, ocurría en medio de una gran parafernalia y de un ambiente de misterio, superioridad y distancia de las personas del común, que hoy es inmanejable para el gobernante 5.0.

Miguel Jaramillo Luján, Consultor en Política y Gobierno 

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