Segunda vuelta en Chile: ¿Ultraizquierda vs Megaderecha?

Un nuevo -aunque nada novedoso- panorama de polarización política llega a Chile. Enfrentándose en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales se encuentran el diputado izquierdista, Gabriel Boric, de la coalición Apruebo Dignidad, y José Antonio Kast, del Partido Republicano; ambos con la meta de suceder a Sebastián Piñera en la presidencia del país.

Tras el estallido social que padeció el país y la elaboración de una nueva Constitución Política, Chile se encuentra en una delicada posición coyuntural; el país pasa por un punto de inflexión irrevocablemente decisivo. A Kast, que obtuvo el 27.91% de los votos en la primera vuelta, los medios lo tildan de ultraderechista; mientras que la coalición ´Apruebo Dignidad´, Boric, con un 25.83% de los votos en primera vuelta, recibe el apoyo del Partido Comunista Chileno y del Partido Socialista.

Ambos candidatos se encuentran cerrando apoyos de las distintas fuerzas políticas que salieron de la contienda tras la primera vuelta. Kast aglutina el apoyo de todos los partidos de la centro-derecha chilena: Renovación Nacional, Unión Demócrata Independiente, Evolución Política, y el Partido Regionalista Independiente Demócrata. Boric, por su parte, además de los partidos de la coalición Apruebo Dignidad, también logró cerrar el apoyo del Partido Demócrata Cristiano, de ideología centrista.

El panorama se dibuja con una compleja pugna por lograr la mayor aglutinación de fuerzas de maquinaria electoral, y así alzarse con la victoria, pero también es un pulso decisivo por capitalizar los votos de los otros cinco candidatos que participaron en primera vuelta; por ejemplo: el candidato Franco Parisi, que realizó toda su campaña desde Estados Unidos, alcanzó la cifra de 870.000 votos, cantidad que podría ser un factor de victoria en la segunda vuelta.

El próximo 19 de diciembre es, sin lugar a dudas, un punto de no retorno donde el pueblo chileno decidirá, para bien o para mal, su futuro. Y es en escenarios como estos, donde la polarización política puede representar un flagelo terrible para la democracia.

No es la primera vez que un extremo se alza con la victoria, cebándose en los reclamos sociales de un pueblo hambriento de cambio de modelo político, y haciendo del revanchismo una política de Estado. Deseamos, de todo corazón, que el pueblo chileno escoja su rumbo con sabiduría, y que sea capaz de lidiar con las consecuencias de sus elecciones, sea cuales sean.

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