“En política si quieres que algo se diga, pídeselo a un hombre. Si quieres algo se haga, pídeselo a una mujer”. Margaret Thatcher Por Irene María De Sousa
Claramente Jacinda Ardern, la primera ministra de Nueva Zelanda, está muy bien asesorada en materia comunicacional. En una gestión de casi tres años ha manejado tres crisis importantes con efectividad, logrando en la última vencer al coronavirus, y ha podido entregar un mensaje claro y asertivo a sus conciudadanos, ¡en tan sólo 2 minutos!, algo casi irrealizable para la mayoría de los políticos.
El año pasado, la mandataria de Nueva Zelanda enumeró sus 2 años de logros
en 2 minutos, a través de un video que se hizo viral y fue visto más de 2,3
millones de veces, recibiendo miles de comentarios positivos por parte de líderes
y fanáticos de todo el mundo. Marc Vidal, conferencista considerado como una de
las figuras más influyentes en Economía Digital de España, no dudó en elogiarla
escribiendo en su red social de Twitter: “La primera ministra de Nueva Zelanda,
Jacinda Ardern, es una crack, no sólo se toma con humor frente a las cámaras un
terremoto justo cuando la están entrevistando, sino que es capaz de comunicar
así. Comunicar en 2 minutos lo que ha hecho durante dos años de mandato”.
Pero no sólo Vidal ha admirado la habilidad comunicacional de la Primera Ministra, Boris Johnson, primer ministro británico, celebró recientemente su primer aniversario en el cargo filmando un video de 2 minutos inspirado en Jacinda Ardern, en el cual enumera los logros de su gobierno; sin embargo, a diferencia de ella, se enfrenta al momento más bajo de popularidad y a múltiples críticas por la forma en que ha manejado la incidencia del Covid-19 en el país.
Jacinda Ardern, por el contrario, hoy recoge los frutos de su gestión al hacer una campaña en medio de una popularidad histórica gracias a que Nueva Zelanda finalmente ha ganado la batalla contra el coronavirus, y aunque muchos atribuyen su éxito a la cantidad de habitantes del país (5 millones), a su situación económica o geográfica, algo que no puede soslayarse es el manejo estricto y efectivo de la crisis por parte de la mandataria, quien parece dotada de todas las estrategias de media training.
Pese a que después de cumplir 100 días sin contagios locales, el día de ayer se informó sobre un rebrote de Covid-19 en Nueva Zelanda, el Gobierno se ha abocado a analizar el origen de los nuevos casos y a tomar las medidas pertinentes que han convertido al país en el más competente a la hora de enfrentar la pandemia.
La gestión de Jacinda Ardern ha tenido tan buena repercusión y difusión comunicacional que algunos millonarios han decidido optar por mansiones en el país que pudiesen servirles de “refugio”, ante los sobresaltos que actualmente vive el mundo, y personas de distintos países también comienzan a investigar sobre la nación viéndola como una opción válida para emigrar.
Carlos Rangel, escritor venezolano, citaba en su libro “Del buen salvaje al buen revolucionario” las palabras de Ortega y Gasset en su obra “España Invertebrada”, «en la cual hace la profunda observación de que así como la curva ascendente de una colectividad está signada por la incorporación y la totalización, en el sentido de que cada individuo y cada grupo se sabe y se siente parte de un todo, de manera que lo que vulnera al todo afecta a cada cual, y viceversa, la decadencia ocurre cuando las partes de la colectividad, los grupos, los individuos no se sienten comprometidos con el destino común, descubren su particularismo, dejan de sentirse a sí mismos como partes de un todo orgánico, y en consecuencia dejan de compartir los sentimientos (y los intereses) de los demás».
Y es que han sido precisamente la responsabilidad y el compromiso social unas de las armas utilizadas por Nueva Zelanda para salir victoriosos del coronavirus. Según un estudio realizado por los investigadores de la Universidad de Massey, la confianza en las autoridades y la responsabilidad de la ciudadanía han sido clave para superar la coyuntura. Hasta la fecha, en algunos países ni los gobiernos ni sus respectivos ciudadanos se han tomado en serio el virus que ha devenido en pandemia y prácticamente ha paralizado al mundo, en contraste con Nueva Zelanda, donde se tomaron medidas sumamente estrictas desde el inicio, y un claro ejemplo de ello es la reciente dimisión del ministro de Salud por incumplir la cuarentena.
Según informa The Guardian, el Dr. Jagadish Thaker, profesor titular de la escuela de comunicación, periodismo y marketing de la Universidad de Massey, considera que la unidad de la sociedad también ha sido clave en la exitosa lucha contra el coronavirus. Pero esa unificación no hubiese sido posible sin la asertividad y comunicación efectiva de la Primera Ministra, quien ha entregado un mensaje claro y diáfano a la población, lo cual sin duda ha merecido la buena disposición de los habitantes de Nueva Zelanda que se sienten parte de un todo.
La capacidad para comunicarse correctamente y no generar dudas en sus conciudadanos es lo que le ha permitido a Jacinda Ardern convertirse en una referencia en el mundo en tiempos de pandemia, pero además le augura una segura reelección en el cargo. El pasado 5 de julio, Ardern dio inicio a su campaña con una popularidad histórica, los sondeos apuntan la aceptación entre los neozelandeses de la actual primera ministra y candidata, de 39 años, quien ha salido airosa de primer mandato después no de una, sino de varias crisis, como el ataque supremacista de Christchurch, la erupción del volcán de White Island y la pandemia del Covid-19.
Aunque nada es perfecto y su gobierno ha sido criticado porque aún existe desigualdad entre la población y no ha podido controlar los precios de las viviendas, con la asertividad que la caracteriza y ha sido su mejor aliada para vencer las crisis que han rodeado su gestión, la dirigente laborista ha prometido financiación de pequeños y medianos negocios con el objeto de paliar los efectos económicos derivados de la pandemia, la creación de empleo, inversión en infraestructuras y promocionar una política medioambiental sostenible.
Con su seguridad habitual, que no ha sido alterada ni siquiera por un terremoto, durante el discurso inaugural en el que hizo el lanzamiento oficial de su campaña, la mandataria sostuvo que "al igual que no había un manual para luchar contra el Covid-19, no existe un manual para la recuperación". Sin embargo, los neozelandeses saben que pueden tener confianza en ella y en la trascendencia de sus pocas palabras.
Por Irene María De Sousa
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