El pasado domingo, 28 de noviembre de 2021, Honduras se volcó a participar en un hito trascendental en su historia; un proceso de renovación de todas sus instituciones: diputados de la Asamblea Nacional, diputados del Parlamento Centroamericano, alcaldes, gobernadores, presidente, y vicepresidente.
Tras 12 años de permanencia en el poder, finalmente, el Partido Nacional se encuentra de salida, en un panorama complicadísimo, donde la violencia podría estallar en cualquier momento, dependiendo del asertividad de las fuerzas políticas en disputa, en reconocer los resultados tal y como surgieron en las urnas electorales.
La percepción del pueblo hondureño sobre su gobierno actual se encuentra en su punto más bajo; el conservador Partido Nacional acumula escándalos de corrupción y abuso de poder. Por si fuera poco, el actual presidente, Juan Orlando Hernández, según un proceso investigativo llevado a cabo por los EEUU, tiene vínculos con el narcotráfico.
La polarización no estuvo ausente en estos comicios latinoamericanos, por un lado: Nasry Asfura, del partido conservador, y actual alcalde de Tegucigalpa, favorable a los Estados Unidos; y por el otro, Xiomara Castro, de izquierda, esposa del expresidente José Manuel Zelaya, depuesto por un golpe de Estado en el 2009.
Fue así como el Partido Libre (Libertad y Refundación) se alzó ganador en los comicios electorales con Xiomara Castro como abanderada de la izquierda, y única mujer presidenta en América Latina, esto, tras obtener el 53% de los votos en el escrutinio. Además, Libre arrasó en 17 de los 18 departamentos del país en las elecciones de alcaldes, gobernadores, y diputados.
Las implicaciones del triunfo de Xiomara Castro son profundas, y sus efectos reales aún quedan por verse; lo cierto es que representa un dolor de cabeza más para Washington: la nueva presidenta electa ya ha manifestado su inclinación por retomar relaciones diplomáticas con Pekín y desconocer a Taiwán, lo que sugiere el boleto de entrada de China a Centroamérica.
Ya la oposición y algunos gremios han reconocido el triunfo de Xiomara, tal fue así que, el mandatario de izquierda, Nicolás Maduro, felicitó a su par mediante un trino en Twitter.
Aunque es demasiado pronto para realizar afirmaciones sobre el destino de los hondureños, lo cierto es que la incertidumbre aún no desaparece, por más que el clamor del pueblo haya sido escuchado, y aparentemente reconocido por las fuerzas políticas del país, la violencia aún se encuentra latente; mientras tanto, la nueva estructura de poder se asienta en el Palacio José Cecilio del Valle.